Cuando comparamos dos cosas diferentes, sea cual sea nuestra conclusión, no estamos emitiendo un juicio correcto.

Por ejemplo, cuando comparamos varios presupuestos ¿Estamos comparando lo mismo?

En el caso de la climatización, podría darse el caso de estar valorando un mismo aparato (caldera, equipo aire acondicionado, etc.), pero la diferencia está en los materiales de instalación y los profesionales que la ejecutan, eso es lo realmente comparable ¿Cómo? Buscando referencias, argumentos, experiencia, resultados, legalidad de la empresa instaladora, trayectoria y un largo etcétera.

¿Están estos datos en el presupuesto? Verdaderamente no, por lo que el precio que estamos confrontando, no es comparable a ningún efecto y en muchas ocasiones, en el medio y largo plazo nos arrepentimos de haber tomado una decisión basada en un argumento que es un engaño, porque comparar varios precios relativos a distintas ejecuciones es un craso error.

Si te importa de verdad el precio, no juegues a la ruleta rusa, ¿Qué es más caro, pagar 1.500€ por cambiar una caldera que puede durarte unos 20 años o pagar 1.100€ por una que te dure 5? Si te fijas se trata de una inversión, y como tal, debes valorarla. Lo realmente barato se comprueba en el largo plazo.

En el campo de la climatización hay competencia desleal, como prácticamente en todos los sectores. Hay varias asociaciones del sector que vienen denunciando este comportamiento anticompetitivo, pero finalmente es el consumidor el que tiene la llave para promoverla o para extinguirla, al fin y al cabo el consumidor es el que finalmente padece los peores efectos de este juego sucio.